Mucha gente considera a la ciencia como algo frio, artificial y
distante y cree que se trata exclusivamente de laboratorios, probetas y complicadas
ecuaciones y que
analizar el mundo por medio de la ciencia es quitarle lo mágico, lo bello o lo poético,
pero esto no es cierto.
Pongamos
por ejemplo el caso sugerido por Richard Feynman: dos amigos, uno científico y el otro artista, se encuentran para debatir acerca de la
belleza de una flor.
El artista diría lo siguiente: “Yo como artista puedo ver lo hermosa que es esta
flor, pero tu como científico lo único que haces es descomponerla en partes
y entonces se vuelve algo aburrido y frio”. Pero esta afirmación es incorrecta. La misma
belleza que el artista encuentra en la flor está disponible para todos los
demás, incluso para las personas de ciencia. Cualquier ser
humano puede apreciar esa misma belleza a simple vista. Sin embargo, desde el
punto de vista científico, se puede apreciar mucho más porque, gracias a la
ciencia, podemos imaginarnos las células, las complejas interacciones que se
dan entre estas, los procesos que tienen lugar en su interior, los cambios
evolutivos que ha tenido que sufrir esa especia para ser como es hoy en día,… y
todo esto también tiene una belleza propia.
Seguramente, el
problema principal por el que las personas ven a la ciencia de este modo es la
terminología que en ella se utiliza pero, en realidad,
esta gente no se da cuenta de algo: todas esas palabras extrañas y complicadas pueden
parecer frías, pero los procesos que intentan explicar son asombrosos y
maravillosos y se manifiestan a todos los niveles conocidos, desde lo más
pequeño hasta lo más grande del universo. La ciencia nos
ha permitido visitar otros mundos y maravillarnos con lo que descubrimos acerca de estos,
estudiar el código genético que se encuentra en cada
uno de nosotros y descubrir, gracias a ello, el lazo que compartimos con todos
los seres vivos de nuestro planeta, salvar millones de vidas a diario, a través
de la investigación y la mejora y perfección de las técnicas y medicamentos
utilizados, entender mejor el mundo y todo lo que nos rodea.
Uno de los
descubrimientos más asombros que ha hecho la ciencia, en mi opinión, es el
saber que nuestros átomos son los mismos que se formaron en los comienzos del
Universo. La materia no se destruye, solo se transforma y, por lo tanto, nuestros
átomos fueron, en algún momento, parte de estrellas. Los elementos y moléculas que
nos componen fueron formados en su interior y, por lo tanto, todos nosotros
somos “polvo de estrellas”. Por eso creo que la ciencia no es simplemente algo
aburrido y frio, también tiene algunos aspectos asombrosos, maravillosos e, incluso,
poéticos.
Os recomiendo
ver este video que os dejo a continuación porque, en él, varios científicos hablan
sombre el hecho de que nosotros “somos el universo” y sobre otros increíbles avances
que se han realizado gracias a la ciencia:
Por
todo esto, en mi opinión, la ciencia no puede restarle belleza a las cosas porque,
gracias a ella, aumenta nuestro conocimiento y somos capaces de descubrir aspectos
nuevos de la realidad. Gracias a ella sabemos lo que ocurre tanto cerca como
lejos de nosotros, desde lo más pequeño a lo más grande y, por este hecho, en
mi opinión, lo único que puede hacer la ciencia es añadir belleza al mundo que
nos rodea, porque nos permite entenderlo y maravillarnos con él.
Bibliografía:
Bonita entrada, Marta (muy bella...).
ResponderEliminarSaludos